A veces la vida tiene esos giros inesperados que devuelven a tu rostro de pasmada una gran sonrisa. Son esas cosas geniales que, sin saber muy bien cómo ni por qué, están ahí esperándote solamente a ti. Y te transmiten una sensación especial: un saber que estás en el momento adecuado en el lugar oportuno. Esa especie de "señal".
Hoy mientras me duchaba he recordado lo que una mujer me dijo hace muchos años, cuando aún era una niña: "primero, las chicas como tú suelen salir a divertirse con otras chicas; después, cuando pasan los años, salen sólo con un chico ya de paseo y esas cosas, ya me entiendes".
Y yo que, una vez más, me veo nadando a contracorriente. Al revés que el resto de las cosas y el resto de las personas: después de salir con chicos a divertirme, cómo desearía salir ahora con una sola chica, ya de paseo... y esas cosas.
Pero qué sensación más agradable ésta. Va a ser la primavera...
Además, después de una mañana genial en la que todo ha ido viento en popa a toda vela, he salido del trabajo y en el primer banco que había sin tan siquiera caminar más dos pasos, había dos chicas. Una con los ojos cerrados tumbada sobre el regazo de otra, y ésta con su brazo extendido por el vientre de la que estaba tumbada, jugando tímida y relajadamente a cosquillearla por debajo de la camiseta. El sol luciendo con fuerza, los pájaros cantando al mediodía, ni gente ni ruido. Era una escena tierna. Era algo más que una casualidad.
Y a mí en ese momento el olor del aire me ha devuelto unas ganas tremendas de convertirme en primavera para surcar el universo.
2 comentarios:
OH! Me ha encantado tu blog, y la canción de Russian Red es perfecta.
Pues gracias!
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